Soy periodista. Llevo doce años respondiendo “cómo”, “cuándo” “dónde” y “por qué” suceden los hechos. Sin embargo, llevo 35 semanas sin respuestas. Amando sin medidas a una persona que vive y crece adentro mío y todavía no conozco. Que nunca vi. ¿Ya me pasó alguna vez de querer a alguien sin siquiera conocerlo? Una sola vez, hace 30 meses (ya saben de quién hablo).
¿Cómo nació este amor?, ¿En qué momento? Por más que intento contestarlo me es imposible precisarlo. ¿Fue cuando vimos el signo “+” en el test de embarazo?, ¿O habrá surgido durante esa primera ecografía cuando escuchamos sus latidos tan fuertes y salvajes?, ¿O cuándo supimos que esta vez era “él” y no “ella”?, ¿O cuando cambiamos nuestra cama por una más grande imaginándonos durmiendo con él esas noches interminables de los primeros meses?
No hay nada más intenso, puro e instintivo que el amor que siento por esta burbuja que crece en mi panza. Sin embargo, creo no es a Camilo a quien amo (no por ahora) sino a Camilo en su condición de hijo. Es más animal e irracional el sentimiento. Lo amaría si fuera Pedro, Facundo, Lisandro o León. Ya voy a tener tiempo de enamorarme de sus particularidades, pero por ahora amo a “Camilo hijo” y ese sentimiento me une a millones de madres.
Ese querer que tenga una vida plena y feliz me hace ser precavida y cautelosa. Deseo con toda mi fuerza que nada malo le pase, pero sabiendo que siempre pueden aparecer contratiempos es que decidimos, una vez más, guardar las células madres en el momento del parto.
Nosotros elegimos Biocells ¿Lo conocen? Es un banco privado de células madres, pionero en investigación científica. Ojalá que nunca tengamos que usarlo, pero me da mucha tranquilidad saber que existe un lugar donde cuidan la salud de mis hijos. La semana que viene, por el Día de Madre, voy a estar haciendo un sorteo muy especial de la mano de @biocells_argentina. Estén atentas que el lunes les cuento de qué se trata.